Cuestión de Compromiso

La mayoría de los veganos aceptamos con orgullo la idea de que el veganismo es más que una mera dieta, que implica un accionar y una moral distinta para con el mundo. Sin embargo, la mayoría de las veces, esta forma de vida queda tapada por vicios de individualismo como ser: intereses personales, holgazanería, superficialidad, autoritarismo, rivalidad, etc. Esto llevado a la práctica, trae serias complicaciones a la hora de hacer activismo.

Esta situación zarandea entre varias cuestiones que rodean un mismo eje. ¿En qué medida nos relacionamos con los demás animales?, ¿adónde queremos llegar con nuestro accionar?, ¿cuál es el fin último del veganismo? La respuesta es obvia si nos paramos sobre un pilar altruista, ético y sobre todo anti-especista. Empero, lo obvio casi nunca es lo que abunda en el mundo.

•El veganismo NO ES una cuestión de consumo: elegir rechazar productos de origen animal (que muchas de las veces ni siquiera es por los animales, sino para no contribuir económicamente con los explotadores).
•El veganismo NO ES una cuestión de salud: consumir en base al beneficio que nos produce (lo que no significa que no sea verdad, pero no se limita a esto) independientemente del perjuicio para los otros.
•El veganismo ES una cuestión de compromiso: con los animales no humanos, con nosotros mismos (nuestro pensamiento y acciones) y con el planeta.

Monocampañas: el sueño trunco


“...pero es para alimentarse no para abrigarse”


Así se cae el discurso cuando parcializamos al veganismo, cuando hacemos discriminación entre las especies no humanas en las mismas campañas que se supone deberían ser pro-animales y no alimentar el prejuicio.


Bajo el lema de las monocampañas (antipieles, mascotas, peligro de extinción, zoológicos, etc.) se esconde un bienestarismo de base que sólo busca la explotación fiscalizada sin romper con la institución explotadora. En definitiva, un sueño trunco entre la vanagloria egoísta y malas estrategias.

Sexismo y especismo ilustrado

8 de agosto de 2008
La campaña de PETA para que uno de los negocios de KFC adquiriera pollos matados por medio del sistema de atmósfera controlada en vez de matados por electricidad, prosiguió con el auspicio por parte de la entidad bienestarista del propio negocio de comidas en Canadá, el cual ha incorporado una hamburguesa de "falso pollo", aunque no es vegana

¿No sería mejor promover restaurantes que por cuestiones éticas no venden animales no humanos ni sus productos, en vez de promocionar a un negocio centrado en las ventas de no humanos y a través de una comida que ni siquiera es vegana? Sin duda. Pero hay más.

Lo hacen con el latiguillo de siempre, mujeres semidesnudas o desnudas. En este caso, casi ridículas. Y como en el mundo el abolicionismo está empezando a hacerse oir, activistas de Friend of Animals se presentaron difundiendo otra forma de acercarse a la gente. No es lógico promocionar estos negocios. Es como premiar a determinadas personas por ser "defensores de los derechos animales" del año por alguna acción determinada, o por haberle dado lugar a la entidad premiante, vía programa de televisión que esa persona tiene, pero sin importar que estas personas promueven la venta de no humanos, o consideran que "una cosa es piel y otra cuero" o "una cosa es para las pieles y otra para comida", como el caso del premio dado por Animanaturalis a Raúl Portal en Argentina hace algunos años. Y no nos olvidamos que alguna vez habló de los "vegetarados".

Algunos creen que estamos contra PETA. Pero no. Estamos a favor del abolicionismo.

Ser o no ser. Ésa es la cuestión

En su momento hubo una apropiación de la palabra "derechos animales" por parte de quienes sólo aceptaban luchar por algunos intereses de los no humanos explotados. Hace no mucho comenzó una apropiación del término abolicionista, por parte de quienes dicen ser, pero nuevamente como un planteamiento teórico. Y muchos activistas que recién empiezan a encontrarse con estos términos, especialmente si son o están haciéndose vegan@s terminan aceptando que esto es más o menos lo mismo que antes, en relación al neobienestarismo y la necesidad de enfatizar en el término abolicionista, para calificar al término derechos, cuando no era necesario, Se es, no se es. Ser o no ser. Y aparecen los comentarios abreviados y extendidos defendiendo el soy, yo soy, yo, yo...

Si podemos entender que ser abolicionista no es solamente ser vegano sino seguir cierta metodología de trabajo para alcanzar determinados objetivos, si podemos entender que la mayoría de las organizaciones por los "derechos" siguen trabajando por el manejo, llamándolo bienestar, si podemos sacarnos de la cabeza la idea de que ser abolicionista puede significar algo tan lejano al abolicionismo como que las personas no ayuden a nivel personal a los animales que encuentran en problemas, entonces tal vez se ayudaría más y se criticaría menos a quienes son abolicionistas en teoría y acción práctica, ay, esa acción que los que se dicen que son, pero no son, coartan y hacen lucir como extremista.

En este blog pueden encontrar un mensaje abolicionista resumido en un folleto:
Las versiones en español y portugués del folleto ya están disponibles

El abolicionista recibió buen material de esta organización, pero estos folletos están listos sólo para impresión casera. Al menos por ahora. Notamos que en este sitio utilizaron hace mucho tiempo el término 'malestar' para referirse a lo que se llama también 'manejo'. Cualquier término es mejor que bienestar, que confunde tanto.

Abandonemos la calavera de Hamlet y cortemos el cordón. Seamos abolicionistas.

La Falacia Especista

El que discrimina, da trato de inferioridad a un sujeto por tener un tipo de cualidad, o por carecer de alguna otra. Por lo tanto, lo que hace es negar la igualdad, aunque no exista razón lógica para suponer que esa diferencia de aptitudes justifique una diferencia en la consideración que damos a sus intereses.

En el caso del especista, él presupone una inferioridad por parte de los animales por el mero hecho de pertenecer a una especie diferente y da más valor a las características humanas por sobre la de los no humanos. Esta postura es el engranaje clave para todo un aparato generador de capital y tortura. No es casualidad que este prejuicio sea el sustento de las industrias actuales y contractuales; el sistema necesita a quienes explotar.

Ahora, como todo régimen antinatural, el especismo presenta sus contradicciones (la mayoría se ve en el seno mismo de la sociedad creada por él). Analizaremos dos puntos claves.

1. Sujeto y objeto

¿Por qué sentimos culpa al ver un animal que está siendo maltratado? Esta pregunta es importantísima y todos deberían formulársela.

Nos han culturalizado bajo una concepción cosificadora de los no humanos, propia del paradigma reinante. Ya desde el jardín nos estimulan con imágenes de distintos animales “de granja”: aprendemos sus nombres y de qué nos provee cada uno. Por supuesto que en este juego de moldear esclavos funcionales, no se ahonda sobre los métodos utilizados, ni siquiera sobre el tipo de producto obtenido (¿qué es un huevo? ¿qué es la leche? ¿qué es la carne? Muy en claro no lo tienen ni los infantes ni los adultos). Todo está planificado de antemano, desde el comienzo, para que no nos hagamos esas preguntas y para que sea dificultoso responderlas.

Sin embargo, la naturaleza empieza a mostrar ya tempranamente sus objeciones: La mayoría de los niños rechazan el consumo de carne aún a pesar de no conocer su procedencia. A medida que crecemos y vamos adquiriendo conciencia de que el objeto que está sobre nuestro plato antes fue un ser sintiente con intereses iguales a los nuestros, empieza a abalanzarse sobre nosotros el rigor de la educación familiar-institucional (más o menos permisivo según el caso). Ni hablar del dilema de los animales llamados “mascotas”: Debemos cuidar nuestro perro de cualquier daño que atente sobre él, atenderlo en sus necesidades y compartir su vida emocional; pero la vaca es “sacrificada”, sus instintos básicos son coartados y no se la respeta en ningún sentido. ¿Acaso no son ambos animales no humanos? ¿No son ambos seres sintientes, capaces de percibir tanto el dolor como el placer?

Cada animal es un individuo único y centro de su propia existencia. Es un sujeto. Al privarle de la subjetividad, lo único que logramos es reducir la realidad propia de ese ser; lo parcializamos eliminando lo distinto en él. En definitiva, lo que estamos haciendo al tratar al otro como una cosa es dañarlo.

2. Protección Selectiva

Con las protectoras de animales se da un caso particular de discriminación positiva (la que discrimina a favor de los discriminados). Se decide seleccionar una especie definida para brindarles “protección” excluyendo a las otras. Esto sirve sólo si no hay discriminación de quienes son iguales a esos protegidos (se podría decir que las gallinas reciben un daño “mayor” al de un perro en una situación de maltrato). Lo importante es a quién se le causa ese daño.

Los compañeros son entre los animales, un grupo favorecido de acuerdo a sus características y a la circunstancia que les tocó interpretar, mejor dicho, que el humano obligó a que interpreten. Pero igual sucede con los que privilegian una especie salvaje.

Por eso, para no dar sustento ni fomentar la industria que lucra con las vidas de familias enteras, ¡no compremos animales no humanos!

Homeopatía y explotación animal

Por alguna extraña razón, algunas personas creen que los veterinarios homeópatas son pro-derechos animales. Puede que se encuentre alguna excepción, de hecho, se conoce alguna, pero lo cierto es que una gran cantidad de veterinarios quieren especializarse en homeopatía para responder a las exigencias del mercado de carne y productos animales orgánicos. Esto es porque con prescripciones homeopáticas, se pueden tratar enfermedades sin administrar, por ejemplo, antibióticos.

En algunos casos se llega a algunos planteamientos sorprendentes.
Es el caso del veterinario homeópata argentino Horacio de Medio. En su libro Introducción a la Veterinaria Homeopática, cita al padre de la homeopatía, Hahnemann, cuando dice que: "En el estado de salud del hombre, la energía vital... mantiene todas las partes del organismo... en una armoniosa actividad... para alcanzar los más altos fines de su existencia". De Medio trata con homeopatía -o al menos eso se supone-, a perros y gatos y otros animales no humanos que son tratables con esta medicina justamente por su grado de conciencia y sensiblidad. Si tuviéramos por animales compañeros a los cerdos o a las vacas, seguramente De Medio trataría a miembros de estas especies como a individuos. Pero lo que él dice es que no hay altos fines en ausencia de libertad (?) y "...Más aún si se trata de animales de producción, donde su valor es directamente proporcional a la renta que brinda a su amo. Este beneficio -real o potencial- es el que justifica la relación de convivencia y pertenencia de los animales a su dueño, y el hombre-propietario, también lo es del destino final de sus animales. El afecto, placer o compañía, que predominan en la relación con las mascotas, quedan como valores subordinados a la idea de utilidad-ganancia."
Luego de lo cual De Medio enumera la diferencia entre los objetivos terapeúticos a lograr según se trate de "poblaciones productivas" o "animales de compañía", los cuales sí podrían considerarse como individuos. O sea que él maneja dos tipos distintos de homeopatía según el objetivo del dueño del animal, independientemente del paciente.

Este pensamiento no podría ser mejor ejemplo de antropocentrismo y egoísmo de especie.
Pero nadie dijo que la homeopatía no pueda ejercerse por parte de los sospechosos de siempre: los paladines del bienestar animal.

Maltrato vs. No-trato

San Fermín fue lugar de una “llamativa” manifestación en contra del maltrato hacia los toros. Se decidió optar, una vez más, por la performance de cuerpos semidesnudos y ensangrentados a los que ya nos hemos acostumbrados. ¿Será que de otra manera no llamarían tanto la atención? Sin duda. Pero parece que como se fue todo muy para el lado de pensar en los desnudos, PETA decidió suspender estos espectáculos para no llevar más turismo a Pamplona.

El espectáculo careció de un mensaje claro y conciso. Según el presidente de una de las organizadoras, el objetivo era plantear el debate tauromáquico en la opinión pública. Campañas de un solo tema y centradas en el “maltrato”, no campañas para la causa abolicionista. Denunciar el maltrato cuando lo que se quiere dejar claro es que los animales no tienen que ser ni siquiera tratados. Por otro lado, qué suave suena esta palabra. Si esto es maltrato….

En tal caso, el debate que tanto ansían propone proteger los “bienes” (que en realidad son seres sintientes) que son “propiedad” de los humanos para que no reciban daño, o mejor dicho, un tipo específico de daño; ya que el sufrimiento inflingido para las otras industrias no arrastraría tantos adeptos para una campaña mediática.

En Argentina, por suerte, este espectáculo sangriento nunca tuvo muchos adeptos cuando en épocas coloniales se lo quiso imponer. Acá los bovinos torturados y asesinados tiene representante femenino, y la educación pública le hace honor al impartir en los colegios la obligada “Composición. Tema: la vaca” Porque a los niños hay que enseñarles que la vaca “nos da” todo.

Foto: El presidente de animanaturalis contra el maltrato.

Fuente:

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Antitaurinos/Sanfermines/elpepicul/20080706elpepicul_7/Tes

http://www.telecinco.es/informativos/cultura/noticia/41143/Denuncia+al+trato

¿Más antropocentrismo?

Está claro que afirmar la “liberación animal” habla de una facultad del humano para coartar la libertad de los otros seres. O sea que el sujeto de la restricción de la libertad animal, y el de su restitución, es el mismo: el ser humano. Esto no significa que el mismo le quite y otorgue derechos a los seres, y mucho menos, la capacidad de someter y esclavizar a otras especies lo colocan en un lugar privilegiado.

Sostener que los animales “necesitan derechos” implica que antes no los tenían, y que por lo tanto tendrá que venir el hombre, ser sobrenatural, a conceder una condición extraordinaria como acto de su divina magnificencia.

No, la libertad es una facultad natural que ya tienen los animales por el sólo hecho de ser. Que el humano sea quien atropelle esa cualidad con violencia sobre las especies y que lo pueda dejar de hacer, quiere decir que puede volver al estado original de la naturaleza en donde la propiedad de otros seres como medios al servicio de otros, no existía.

Para desafiar la posesión de los no humanos, se necesita un cambio profundo en la relación que hoy mantenemos con ellos, paso que no darán los que los utilizan como recursos. El veganismo es la base de cualquier defensor al implicar un compromiso individual y social que disuelve las cadenas definitivamente. Pero su motor no es un "modelo de vida", sino un modelo de relación donde no existe la instrumentalidad que hoy las leyes demarcan para posibilitar su explotación.

Cursos de tortura en la UBA

En la UBA encontramos volantes con este texto:

En los meses de junio y julio la UBA realizará Cursos sobre "ANIMALES DE LABORATORIO Y DISEÑO EXPERIMENTAL EN TRABAJOS CON ANIMALES DE LABORATORIO" bajo el modelo teórico práctico de la "Federación de asociaciones de ciencia de animales de laboratorio de Europa" (FELASA) .

¿Vos crees que hay animales "de" laboratorio? Te están engañando. Son iguales a todos los animales. Son seres que sienten sensaciones, dolor y emociones. Son seres oprimidos, heridos, quemados, mutilados, encerrados, injuriados día a día hasta que los descartan, obligados a sufrir en nombre de una manera de hacer ciencia que mata y destruye animales no humanos y humanos. No se hace por necesidad. Se hace en nombre del gran negocio de la experimentación con animales.

La aberrante, cruel y sádica práctica que es la experimentación animal aún no presenta opositores en Latinoamérica y los grupos que proponen una ética igualitaria para todos los animales (humanos y no humanos) son aún muy pequeños, y no representan amenazas para ellos, lo que les permite actuar sin oposición alguna.

¿No vas a hacer nada?
Ahora que sabés, no seas cómplice.

El hacer por el hacer

El pasado 25 de Junio, en el microcentro porteño, fuimos testigos de lo que fue una “llamativa” campaña antipieles: los transeúntes curiosos, atraídos por las cámaras y el tumulto, pasaban a observar la performance de cuerpos semidesnudos y ensangrentados (cualquier parecido con alguna organización internacional no es pura casualidad). Claro, para concientizar, una imagen vale más que mil palabras; por eso mismo no se habló de otra cosa que no sea de piel. Como si los otros derivados de animales para vestimenta fueran menos importantes. Como si no fuera producto de la explotación la lana, la seda, ni siquiera el cuero. Como si el problema fuera el uso de pieles, algo tan frívolo como la moda. Por suerte, la cara de la campaña, no volvió a usar zapatos de cuero para esta ocasión. Aunque ahora es cara de un producto elaborado por una empresa que hace años está boicoteada por experimentar con animales no humanos.

La pregunta lógica que surge al ver todo esto es: ¿es bienestarismo estar en contra de la piel y solamente de la piel? Puede pensarse erróneamente que no, porque no se pide "mejor trato". Pero de hecho, lo que se cuestiona es el trato. De lo que se habla es del trato. Uno que no siempre es tan cruel como se manifestó públicamente. Y que muchos peleteros niegan que se haga con crueldad.

Formulemos entonces la pregunta con otro ejemplo: ¿es discriminación estar en contra de la esclavitud exclusivamente si se somete a indios latinoamericanos? Los otros hombres… ¿sí pueden ser explotados? Lo que plantea la postura de los derechos animales es, justamente, abolir la esclavitud y no sólo “un tipo” de esclavitud. Es la esclavitud a la que estamos cuestionando independientemente del sujeto que la padece. De lo contrario estamos diciéndole a la gente: No use esto. A otros: no vaya a tal lado. Y tendríamos que ir así haciendo una campaña tras otra para comenzar de nuevo con la primera dentro de muchos años.

En el imaginario colectivo de muchos de los que luchan por los animales, está fijada la idea del “hacer por hacer”: no importa qué ni cómo, la cuestión es hacer y hacer ahora. Esta falacia nos extirpa la parte más importante de una acción, que es el sentido, el objetivo que nos impulsa.

A grandes rasgos, podemos decir que una acción consta de tres momentos.

  • Intención: la voluntad ordenada a un fin.
  • Elaboración: de qué manera se va a llevar a cabo.
  • Respuesta: la acción propiamente dicha, la materialización de la intención.

El resultado o respuesta es lo que va a determinar el futuro de la causa que deseamos encarar.

“Todo es para bien, todo contribuye al cambio” –escuchamos decir. Este cliché debería ser replanteado. La historia no es una dinámica absoluta que, en su continuo y eterno movimiento, avanza hacia el veganismo sin importarle los procesos que se lleven a cabo; irremediablemente llegará al destino de su evolución. No es así. La historia se construye, la construimos día a día con nuestro obrar y antes de hacer hay que pensar muy bien lo que esto va a traer aparejado.

Si para muchos estas campañas van a fortalecer el movimiento más que los bolsillos o la publicidad para los “famosos” que actuaron en él, el futuro no es muy optimista. Mientras tanto desviamos la atención del fondo y sigan empeorándose los demás problemas.